Cuando mi hermano menor Jerry tenía apenas 5 años contrajo una terrible enfermedad, que había sido causada por un extraño virus. Era mi turno de cuidarlo en el hospital, ya empezaba a hartarme de ese lugar, mi reloj marcaba las 8:30, poco después llegó mi madre… ni adiós le dije. Apresuraba mi paso para salir lo más rápido posible, pasaba cerca de urgencias cuando de pronto se comenzaron a oírse fuertemente las sirenas de una ambulancia. Los paramédicos actuaron rápidamente para pasar al herido a la sala, el pobre hombre estiro débilmente su mano en dirección a mí, quedé en shock en ese momento, de pronto cerró sus ojos, de inmediato los paramédicos lo cubrieron con una sábana mientras que en sus rostros sólo se notaba la tristeza. Me di cuenta que aquel hombre había perdido la vida. Procuré no llorar y me dirigí seriamente a mi casa.
Al día siguiente fui a la prepa, pero aun me sentía mal por aquel terrible momento. Me encaminé hacia mi casillero, pero de pronto salieron muchas cucarachas, era un miedo terrible al ver ese tipo de cosas, procuré guardar la calma; pero en realidad, era imposible. Seguí con lo mío, cuando estaba en clase de literatura hojeando mi libro, me percaté que él estaba húmedo, cuando me fijé tenia sangre entre todas las partes de él, no podía concebir que ese tipo de cosas me sucedieran, le pedí permiso al maestro para retirarme al baño. Mientras estaba lavándome las manos sentí a alguien detrás de mi, así que volteé a ver quien era; pero me sorprendió ver que no había nadie, cuando de pronto vi a través del espejo que había un hombre, grite lo mas fuerte posible, ahora si era inevitable calmarme; sin embargo, recordé que era idéntico al hombre del hospital, salí corriendo hacia donde yo me llevara. Le pedí a la prefecta un pase de salida para poderme retirar de la escuela.
Cuando llegué a mi casa comencé a buscar a mi mamá, no había nadie, volteaba a todos lados para ver si alguien estaba; pero sólo había una nota en el refrigerador que decía.- Jessica tu hermano tuvo una recaída y necesita verte, ven rápido cuando leas esto. Con amor tu mami-. Aún estaba algo asustada por lo de aquella vez; pero debía estar apoyando a mi familia. Me cambie rápidamente de ropa para irme, pero me pareció raro que la luz parpadeara hasta fundirse el foco, aunque realmente no le temo a la oscuridad, alguna sensación me hacia sentir miedo, cuando de pronto sentí que alguien me sujetaba del cuerpo, no podía moverme, no podía gritar, cuando pude salir del martirio salí corriendo hacia afuera llorando sin parar.
Al llegar al hospital abracé fuertemente a mi mamá, tal vez era la falta de cariño o, el miedo que me acechaba durante el último día, ella me dijo que Jerry decía que algo malo iba a suceder, pero pensaban que él estaba loco. Quise saber que era lo que tanto decía mi hermano, me acerque a él para escucharlo y despejar mi duda.- Jessi, siento que ya me voy a ir de la vida, pero lo peor es que me han avisado que hay alguien que se quiere vengar de ustedes, en especial a ti, no se por que pero, cuídate-. Me dejo perpleja lo que mi hermanito me había dicho, tal vez eran los fármacos tan fuertes que le suministraban o, era real lo que el predijo.
Ya había pasado el tiempo suficiente en el hospital, pero me sentía mal, de la nada comenzó a dolerme la cabeza y mi cuerpo, mis piernas no me funcionaban correctamente, no sabia que hacer, ni siquiera sabia muy bien el camino. El dolor comenzó a hacerse más intenso, era tan fuerte que tuve que sostenerme débilmente de las paredes. Quise mantenerme de pie pero era imposible, decidí entrar por una puerta ligeramente abierta en busca de ayuda, la abrí casi cayéndome, pero me sorprendió ver que sólo había poca luz; sin embargo era un lugar que jamás había conocido, hable sin respuesta, cuando poco a poco me fui poniendo de pie y me di cuenta que solo habían 2 camillas que no eran normales; pero mi sorpresa fue mayor al ver ahí un par de cadáveres abiertos por el abdomen, salí corriendo de inmediato pero fue imposible, se cerró la puerta de golpe hasta atascarse, jalé lo más fuerte que pude; pero fue en vano.
Grite sin alguna señal de que alguien pudiera escucharme, definitivamente era el más escalofriante momento que había tenido en mi vida. Comencé a llorar de la desesperación, cuando de pronto los cadáveres comenzaron a abrir los ojos y mirarse los unos a los otros, empezaron a inspeccionar sus cuerpos, ya era un mal momento y empezó a empeorar.
El par de “muertos” se dieron cuenta de mi presencia, y al parecer los molestaba. Se acercaron a mi lentamente con fines maléficos, sus cuerpos eran tan horribles, su piel echada a perder, de su abertura salían tripas con sangre, su cabeza tenia poco cabello y, para acabar estaban sus cuerpos inflamados y olían terriblemente. Solo me incline hacia el suelo para protegerme de ellos, cuando se pararon de las camillas tomaron de una bandeja unos cuchillos, me tomaron de manera violenta y agresiva, intente zafarme de sus brazos cuando de pronto, uno de ellos me clavo un cuchillo en mi espalda, y comencé a sangrar, intente abrir la puerta pero seguía atascada. Ya quería que esto acabara, pero aún no terminaba.
Quise huir de otra forma, pero ellos eran más hábiles que yo, me tiraron todo el carrito de utensilios quirúrgicos cortando la piel de mi cara, me jalaron hasta la parte final del cuarto, y uno de ellos tomó un banco y me dio en la cabeza hasta mi muerte.
Ahora soy uno de ellos, no se porqué fue la razón por la cual me asesinaron, pero necesito proteger a mi familia de esa persona tan mala que destruyó mi vida, tal vez es como Jerry dijo, “se quieren vengar de ti”, tal vez fue esa la razón por la cual me asesinaron, no le brindé mi ayuda a aquel hombre en sus últimos momentos de vida, y ahora sufro las consecuencias
viernes, 30 de marzo de 2012
viernes, 23 de marzo de 2012
El novio de mi madre me mató
El novio de mi madre se llama Carlos. Es un chico joven, (demasiado joven diría yo), atractivo y en un principio, muy amable. Pocos meses después de salir con mi madre, Carlos, empezó a amenazarme. Decía que yo sólo era un estorbo para ellos dos, que quería deshacerse de mí en cuánto antes. O me marchaba yo, o él se ocuparía de hacerme desaparecer… ¡Y lo logró! Era el día del padre y mi madre me obligó a ir de compras con ella, para comprarle un regalo a Carlos por lo bien que se portaba conmigo. No creía lo que estaba escuchando, mi madre se hace la sorda después de lo que le conté de su novio. Le repliqué que no le iba a regalar nada a ese cretino. Él no era mi padre y tampoco se merecía un regalo. Mi madre se enfadó conmigo y se marchó de la tienda de deportes para casa.Llegué de noche a mi casa, estaba tan enfadada que no quería volver allí, sabía que estaba pasando algo malo, y que yo no podía hacer nada para evitarlo. Cuando entré en el salón, se encendió la luz. ahí estaba él, sentado de piernas cruzadas, esperándome. Me asusté tanto que dí un salto hacia atrás y casi caigo por culpa de un juguete tirado en el suelo. Carlos se levantó, se abalanzó sobre mí. y empezó a ahogarme con sus manos… Notaba que me quedaba sin respiración, cada vez me costaba más y más… intentaba pedir ayuda, pero mi madre no me escuchaba…Poco después yo estaba de pie frente a mi cuerpo tirado en el suelo, viendo como Carlos lograba su deseo de deshacerse de mí. “Gracias por mi regalo del día del padre cariño, ahora tu madre es sólo para mí”.Meses más tarde mi madre se quedó embarazada de Carlos. Mi madre está a punto de dar a luz. Carlos está tan feliz, que lo que menos espera es que mi venganza está a punto de realizarse… jajajaja
viernes, 16 de marzo de 2012
Carta de un suicidio
Si estás leyendo esto significará que ya no existo.
Hoy, día 29 de noviembre de 2009, Domingo, a las 3:00 horas, he decidido por voluntad propia y sin ninguna clase de coacción externa, poner fín a mi vida, y lo hago siendo plenamente consciente de que lo que me espera al otro lado no es sino el vacío más absoluto, la nada, la no existencia.
La sola idea hace que mi pulso se acelere y la sangre se me congele en el pecho. Ni siquiera en estos momentos soy capaz de levantar la mirada ante semejante visión y no estremecerme de terror, pero la idea de permancer un minuto más en este mundo es aún peor. Un mundo salvaje, egoísta y cruel, y lo que es aún peor, hipócrita, un mundo del que reniego y al que no quiero pertenecer. No, ya no.
Fui un iluso durante todos estos años al pensar que exitiría un papel para mi en esta pantomima, en este esperpento ridículo de sociedad, que finalmente encontraría mi lugar en el mundo, que lograría alzarme victorioso y alcanzar la meta para la que nací y para la que he estado preparandome durante toda mi miserable existencia. ¡Mierda!
Abrí mi corazón de par en par, dejé que cogieran todo cuanto quisieran hasta que me dejaron sin nada. He dedicado mi vida por entero a los demás sin preocuparme por mi propia felicidad, he dado todo lo que tenía y más, pero a cambio sólamente he recibido incomprensión, desprecio y la más absoluta y dolorosa ignorancia. El amor y la amistad son dos caminos vedados para mí, y mis ojos se inundan de lágrimas cada vez que pienso que me iré sin haber conocido a una sola persona con la que compartir todo lo que llevo dentro de mí ser. ¡Oh, malditos que me pisoteáis sin piedad!¡ Si pudiérais ver en mi interior!
Ya es demasiado tarde para la autocompasión, no puedo abandonar este mundo con mi corazón cargado de rencor y frustración. Mis últimas palabras han de ser de amor y agradecimiento, agradecimiento a mis padres que me dieron la vida y la esperanza de un mundo mejor y que desgraciadamente ya no están aquí. A ellos debo todo lo que he sido. Amor, a pesar de todo, hacia este mundo que seguirá girando impasible cuando todos hayamos desaparecido y en el que a fín de cuentas no siempre fui desgraciado.
He hecho todo lo que estaba en mi mano pero las cosas no han salido bien, soy débil y no he tenido el coraje necesario para seguir adelante, ya es tarde, las fuerzas me abandonan, la vida se me escapa. Me voy de este mundo y me voy solo.
Adiós.
Hoy, día 29 de noviembre de 2009, Domingo, a las 3:00 horas, he decidido por voluntad propia y sin ninguna clase de coacción externa, poner fín a mi vida, y lo hago siendo plenamente consciente de que lo que me espera al otro lado no es sino el vacío más absoluto, la nada, la no existencia.
La sola idea hace que mi pulso se acelere y la sangre se me congele en el pecho. Ni siquiera en estos momentos soy capaz de levantar la mirada ante semejante visión y no estremecerme de terror, pero la idea de permancer un minuto más en este mundo es aún peor. Un mundo salvaje, egoísta y cruel, y lo que es aún peor, hipócrita, un mundo del que reniego y al que no quiero pertenecer. No, ya no.
Fui un iluso durante todos estos años al pensar que exitiría un papel para mi en esta pantomima, en este esperpento ridículo de sociedad, que finalmente encontraría mi lugar en el mundo, que lograría alzarme victorioso y alcanzar la meta para la que nací y para la que he estado preparandome durante toda mi miserable existencia. ¡Mierda!
Abrí mi corazón de par en par, dejé que cogieran todo cuanto quisieran hasta que me dejaron sin nada. He dedicado mi vida por entero a los demás sin preocuparme por mi propia felicidad, he dado todo lo que tenía y más, pero a cambio sólamente he recibido incomprensión, desprecio y la más absoluta y dolorosa ignorancia. El amor y la amistad son dos caminos vedados para mí, y mis ojos se inundan de lágrimas cada vez que pienso que me iré sin haber conocido a una sola persona con la que compartir todo lo que llevo dentro de mí ser. ¡Oh, malditos que me pisoteáis sin piedad!¡ Si pudiérais ver en mi interior!
Ya es demasiado tarde para la autocompasión, no puedo abandonar este mundo con mi corazón cargado de rencor y frustración. Mis últimas palabras han de ser de amor y agradecimiento, agradecimiento a mis padres que me dieron la vida y la esperanza de un mundo mejor y que desgraciadamente ya no están aquí. A ellos debo todo lo que he sido. Amor, a pesar de todo, hacia este mundo que seguirá girando impasible cuando todos hayamos desaparecido y en el que a fín de cuentas no siempre fui desgraciado.
He hecho todo lo que estaba en mi mano pero las cosas no han salido bien, soy débil y no he tenido el coraje necesario para seguir adelante, ya es tarde, las fuerzas me abandonan, la vida se me escapa. Me voy de este mundo y me voy solo.
Adiós.
martes, 6 de marzo de 2012
La sombra en el Cañaveral
Esta historia me la contó mi abuela de parte de padre, sucedió cuando ella era todavía joven.
Me dijo que vivían en el campo y que en ese tiempo las personas vivían de lo que cosechaban o producían en sus fincas. Su papá tenía cañaverales y que la entrada económica era la producción de dulce de raspadura. Por lo que tenía que pasar buenas jornadas en el campo. Para los que no saben, el dulce de raspadura se saca del jugo de caña, el jugo se cocina en una olla donde lo calientan hasta que llega a una consistencia que le pueden dar forma.
Y un trapiche es un molino tirado por bueyes para aplastar la caña y extraer el jugo, algunos trapiches tienen un segundo piso que se accede por una escalera y que se utiliza para dormir o guardar cosas.
Es un trabajo muy duro.
El trapiche de mi abuelo estaba en medio de sus cañaverales, lejos de casa, como dicen donde el viento da la vuelta, el y sus peones trabajaban ahí una vez cada quince días.
Una noche luego de haber obtenido suficiente jugo empezaron los preparativos para la producción del dulce. Esa noche había luna llena lo que facilitaba trabajar a oscuras.
Todo iba bien, ya casi tenían el dulce listo para pasarlo a los moldes, cuando uno de los peones empezó hablar de la tulivieja, contando historias de que la habían escuchado hace unas noches, cerca de donde estaban. Uno de ellos le dijo que había algo que la molestaba sin igual, el golpe de una cuchara en una olla. Por lo que empezaron a reírse y burlarse. Uno de ellos dijo que averiguarían si era verdad, mi abuelo escuchando les dijo que se dejaran de estupideces que estaban buscando lo que estaba quieto. Pero al parecer había estado tomando y todo les parecía gracia.
Uno de ellos se levanto con una olla y empezó a golpearla con fuerza y a decir insolencias.
Cuando de repente sintieron una brisa que movía las hojas de las cañas, primero de un lado, luego del otro, en segundos la fiesta que tenían se acabó. Se produjo un silencio sepulcral. De pronto se escuchaba el crujir de las hojas en el suelo y eso fue todo, los tres peones salieron corriendo en todas direcciones.
Mi abuelo pensando que era que alguna persona que había estado escuchando la historia, los estaba asustando para robarle el dulce. Por lo que decidió quedarse.
En ese momento subió al segundo nivel del trapiche para buscar su machete cuando observó una sombra que se aproximaba lentamente. Se quedo en silencio acostado bocabajo observando entre las tablas la sombra que se acercaba. Cuando pensó hablar, sintió un pánico horrible y no pudo hablar, escuchó como esta criatura devoraba el trabajo de varios días.
Pero lo peor estaba por comenzar. Mientras escuchaba como también devoraba el carbón y las cenizas intento moverse, pero una de las tablas hizo un crujido que produjo el silencio en su visitante. El miedo se apoderó de él por el error que había cometido.
Pasados unos segundos la sombra empezó a moverse, a su parecer ya se marchaba, pero recordó que no había subido la escalera.
Su peor temor estaba por hacerse realidad, la escalera empezó a moverse, quedo petrificado, sentía que cada vez estaba más cerca. Hasta cuando alcanzó el segundo piso. Las tablas se hundían por el peso. Su respiración era lenta pero su corazón se podía escuchar en ese silencio.
De pronto la criatura se agachó y empezó a olfatearlo por los pies, sentía como iba subiendo, hasta cuando llegó a su cuello, él rezó todo lo que conocía, un olor desagradable putrefacto lo rodeaba. Pero no se movió. La criatura lo olió por última vez cerca de su nuca y se retiró.
No se movió más, hasta la mañana siguiente cuando despertó, bajó y observó que lo que quedaba del dulce estaba todo lleno de baba y tenía un olor agrio.
Las cenizas y el carbón habían desaparecido así como el dulce que tanto les había costado.
Pero le dio las gracias a Dios y pudo contarlo.
Me dijo que vivían en el campo y que en ese tiempo las personas vivían de lo que cosechaban o producían en sus fincas. Su papá tenía cañaverales y que la entrada económica era la producción de dulce de raspadura. Por lo que tenía que pasar buenas jornadas en el campo. Para los que no saben, el dulce de raspadura se saca del jugo de caña, el jugo se cocina en una olla donde lo calientan hasta que llega a una consistencia que le pueden dar forma.
Y un trapiche es un molino tirado por bueyes para aplastar la caña y extraer el jugo, algunos trapiches tienen un segundo piso que se accede por una escalera y que se utiliza para dormir o guardar cosas.
Es un trabajo muy duro.
El trapiche de mi abuelo estaba en medio de sus cañaverales, lejos de casa, como dicen donde el viento da la vuelta, el y sus peones trabajaban ahí una vez cada quince días.
Una noche luego de haber obtenido suficiente jugo empezaron los preparativos para la producción del dulce. Esa noche había luna llena lo que facilitaba trabajar a oscuras.
Todo iba bien, ya casi tenían el dulce listo para pasarlo a los moldes, cuando uno de los peones empezó hablar de la tulivieja, contando historias de que la habían escuchado hace unas noches, cerca de donde estaban. Uno de ellos le dijo que había algo que la molestaba sin igual, el golpe de una cuchara en una olla. Por lo que empezaron a reírse y burlarse. Uno de ellos dijo que averiguarían si era verdad, mi abuelo escuchando les dijo que se dejaran de estupideces que estaban buscando lo que estaba quieto. Pero al parecer había estado tomando y todo les parecía gracia.
Uno de ellos se levanto con una olla y empezó a golpearla con fuerza y a decir insolencias.
Cuando de repente sintieron una brisa que movía las hojas de las cañas, primero de un lado, luego del otro, en segundos la fiesta que tenían se acabó. Se produjo un silencio sepulcral. De pronto se escuchaba el crujir de las hojas en el suelo y eso fue todo, los tres peones salieron corriendo en todas direcciones.
Mi abuelo pensando que era que alguna persona que había estado escuchando la historia, los estaba asustando para robarle el dulce. Por lo que decidió quedarse.
En ese momento subió al segundo nivel del trapiche para buscar su machete cuando observó una sombra que se aproximaba lentamente. Se quedo en silencio acostado bocabajo observando entre las tablas la sombra que se acercaba. Cuando pensó hablar, sintió un pánico horrible y no pudo hablar, escuchó como esta criatura devoraba el trabajo de varios días.
Pero lo peor estaba por comenzar. Mientras escuchaba como también devoraba el carbón y las cenizas intento moverse, pero una de las tablas hizo un crujido que produjo el silencio en su visitante. El miedo se apoderó de él por el error que había cometido.
Pasados unos segundos la sombra empezó a moverse, a su parecer ya se marchaba, pero recordó que no había subido la escalera.
Su peor temor estaba por hacerse realidad, la escalera empezó a moverse, quedo petrificado, sentía que cada vez estaba más cerca. Hasta cuando alcanzó el segundo piso. Las tablas se hundían por el peso. Su respiración era lenta pero su corazón se podía escuchar en ese silencio.
De pronto la criatura se agachó y empezó a olfatearlo por los pies, sentía como iba subiendo, hasta cuando llegó a su cuello, él rezó todo lo que conocía, un olor desagradable putrefacto lo rodeaba. Pero no se movió. La criatura lo olió por última vez cerca de su nuca y se retiró.
No se movió más, hasta la mañana siguiente cuando despertó, bajó y observó que lo que quedaba del dulce estaba todo lleno de baba y tenía un olor agrio.
Las cenizas y el carbón habían desaparecido así como el dulce que tanto les había costado.
Pero le dio las gracias a Dios y pudo contarlo.
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