martes, 9 de noviembre de 2010

La momia

La expedición de la doctora Agustina acababa de hacer un increíble descubrimiento ¡Una nueva tumba egipcia perteneciente a algún Faraón desconocido aún por los historiadores!
¡Esto era realmente fantástico!.Las paredes estaban completamente cubiertas por jeroglíficos que indicaban las terribles maldiciones que acosarían a los profanadores y anunciaban que el que ahí yacía había sido condenado por un amor prohibido.

Agustina, estaba tan entusiasmada con el hallazgo que no dio importancia a las amenazas y esa misma noche decidió abrir el sarcófago. La momia tenía una máscara de oro con un hermoso rostro tallado representando la imagen de un joven de aproximadamente veinte años, los rasgos reflejaban una eterna dulzura y calma.

Aquella noche la doctora soñó con ese apuesto joven acercándose a ella y tendiéndole la mano para que lo acompañe en su viaje sin fin, el sueño era tan real que le pareció sentir los dedos del joven acariciando sus cabellos, pero ..¡ la máscara cayó dejando al descubierto un espantoso cadáver al que le habían arrancado los ojos, y cortado los labios...

La doctora despertó aterrorizada, todo había sido tan real que aún le costaba distinguir entre la fantasía y la verdad. Como no podía conciliar nuevamente el sueño decidió descifrar los jeroglíficos del sarcófago. La maldición decía:

La persona que ultraje esta tumba será la esclava eterna de su ocupante

Esto no podía ser verdad, solamente serían amenazas para asustar a la gente de aquella época, pensó Agustina, tratando de convencerse a sí misma; Sin embargo no podía dejar de recordar lo que había soñado.

Cuando llegó nuevamente la noche , la joven científica se preparaba para dormir, entonces una ráfaga de viento helado llegó hasta ella, cuando se volvió para ver que sucedía quedó completamente paralizada ... ¡Parada frente a ella estaba la espantosa figura de la Momia!

La horrible criatura extendía sus putrefactos brazos tratando de alcanzarla, aparentemente la confundía con su eterna amada. Cuando Agustina pensó que no tendría salvación ocurrió algo completamente inesperado, la Momia se vio reflejada en un espejo... Primero retrocedió, pero luego pareció darse cuenta de que en verdad aquel ser repulsivo era él mismo, entonces sin vacilar tomó la lámpara de alcohol que iluminaba el lugar y rompiéndola contra su pecho comenzó a arder en llamas.

En aquel instante Agustina comprendió que el único esclavo de esta tumba había sido el joven Faraón, esclavo por siempre de su amor.

FIN

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