Una voz extraña vino desde la oscuridad, cortando la conversación que
entablábamos. Éramos varias las personas que estábamos allí, sentados bajo el
porche de la casa, respirando el fresco de la noche, conversando animadamente.
El frente de la vivienda en donde nos encontrábamos, estaba bien iluminado, pero
más allá de la zona de influencia de esa luz, en los campos y arboledas
cercanos, se cernía una noche terriblemente oscura.
Estábamos en medio de
una charla cuando escuchamos aquella voz, y todos volteamos hacia la oscuridad.
Parecía venir del camino que estaba a unos cincuenta metros de allí, era fuerte
y clara pero no se entendía una palabra de lo que decía, y sonaba por demás
extraña.
- ¿Y eso? ¿Es alguien que va por el camino? - preguntó uno de
los presentes, dirigiéndose al dueño del lugar, que estaba sentado con
nosotros.
- Más bien, algo que va por el camino - contestó él, dejándonos con
más intriga.
- Cómo que algo ¿Qué quiere decir? - esta vez pregunté yo. El
tipo se volvió hacia mí medio sonriendo.
- Bueno, no es una persona. Una vez
intentamos ver quién andaba ahí, iluminamos el lugar con unos faros, pero no
vimos nada. Sólo en el último instante en que el rayo de luz enfocó el lugar,
creí ver algo, por un tiempo mucho menor al que dura un pestañeo, pero no era
una persona, y les juro que se me erizó toda la piel del cuerpo, y casi me
descompongo.
- Pero que fue lo que vio - insistí.
- No lo recuerdo, el
tiempo fue tan corto, que no me quedó en la memoria, o no lo vi realmente, ¡no
sé! Se escucha en las noches oscuras como esta, y la verdad es que no quiero
saber qué anda ahí, nada bueno seguramente.
El relato los impresionó a
todos, y mudos miraban hacia las sombras desde donde seguía llegando la voz.
Entonces me puse de pie.
- Si me presta una linterna voy a ir a ver, la
curiosidad me mata - le dije al dueño del lugar.
- No, deje eso hombre, no es
bueno meterse con esas cosas - No quise insistir. Recordé en ese instante, que
tenía una linterna en el auto. Los otros se levantaron y dijeron que no fuera;
no les hice caso.
Linterna en mano avancé rumbo a la voz, que todavía se
escuchaba. Los otros, desde el porche, me gritaban que volviera.
Al llegar al
portón me detuve. Iluminé ambos extremos del camino, nada, y ya no distinguía de
dónde llegaba la voz. Voltee en todas direcciones, tratando de ubicar el origen
del sonido. Vi algo cuando iluminé una arboleda cercana. Entre las ramas surgió
de pronto una cabeza alargada, con grandes ojos que me miraban, y sentí un
terrible escalofrío, y desvié el rayo de luz.
Pasado aquel instante de
terror, me di cuenta que lo que vi fue la cabeza de un caballo. Cuando volví a
apuntar la linterna ya no estaba, y tampoco se escuchaba la voz.
Regresé al
porche con las piernas rígidas de miedo. Enseguida me preguntaron si había visto
algo.
- No andaba ninguna persona, esa voz no tiene explicación. Y
mientras buscaba, un caballo se asomó entre los árboles y me dio tremendo susto
- les dije.
- ¿Un caballo? - preguntó el dueño del lugar -. Los míos están
encerrados en el galpón.
Al escucharlo evoque la imagen de aquella cabeza, y
la recordé guiñándome un ojo y sonriendo.
miércoles, 26 de diciembre de 2012
miércoles, 12 de diciembre de 2012
El niño de la bolsa
Otra noche que despierto por la madrugada,desde que me mude a esta casa me siento algo extraño,debe ser solo falta de costumbre. Es un pueblo pequeño,mi casa es de las mas antiguas, la gente me mira raro, vecinos me han dicho que vieron a mi hijo en la ventana de arriba con una mascara. Yo vivo solo, no tengo hijos y no creo en fantasmas.
Llego tarde a mi casa y antes de entrar miro a la ventana de aquella vieja y gigante casa y puedo ver a un niño mirando por la ventana. En ese entonces recuerdo aquella historia del pueblo sobre un niño que usaba una bolsa de mascara para ocultar su rostro y que los niños del pueblo lo ahorcaron Tiempo después. Como no tengo miedo de fantasmas subo enseguida y pienso que es algún ladrón o alguien haciendome una broma. Corro a mi habitación, entro y puedo ver que aquel niño seguía ahí parado,me sorprendo,si, pero eso no me detiene a desmascararlo para sacarme la duda. La sensación que tengo me dejo la piel de gallina. Lo que siento al halar aquella bolsa de trapos,es el peso de una cabeza colgando de mi mano y un cuerpo derramandose en el suelo.
Llego tarde a mi casa y antes de entrar miro a la ventana de aquella vieja y gigante casa y puedo ver a un niño mirando por la ventana. En ese entonces recuerdo aquella historia del pueblo sobre un niño que usaba una bolsa de mascara para ocultar su rostro y que los niños del pueblo lo ahorcaron Tiempo después. Como no tengo miedo de fantasmas subo enseguida y pienso que es algún ladrón o alguien haciendome una broma. Corro a mi habitación, entro y puedo ver que aquel niño seguía ahí parado,me sorprendo,si, pero eso no me detiene a desmascararlo para sacarme la duda. La sensación que tengo me dejo la piel de gallina. Lo que siento al halar aquella bolsa de trapos,es el peso de una cabeza colgando de mi mano y un cuerpo derramandose en el suelo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)