lunes, 30 de septiembre de 2013

El misterio de la escuela embrujada

En medio de la clase, mientras la maestra dictaba y los niños escribían, al chistoso
de la clase se le ocurrió una broma. Diciendo que no había oído bien una palabra,
le pidió a la maestra que la repitiera (la misma palabra vulgarmente tenía otro
significado). Toda la clase lo había advertido, y al entender la broma del chistoso
todos se rieron al unísono, fue como una explosión de risa.
La maestra les ordenó que hicieran silencio, los niños callaron, pero en el salón
siguió resonando una risa. Era una carcajada chillona y aguda, y al mismo tiempo
Algo ronca.
- ¡Dije que hicieran silencio! ¿Quién se sigue riendo? - dijo la maestra con tono
enfadado. Buscó con la mirada pero no halló al culpable. Se oía con claridad que
La risa se originaba en el salón, los alumnos se miraban unos a otros desconcertados.

Ese fue el primer echo extraño. Unos días después, durante un recreo, cuando los
salones estaban vacíos, se oyó el rechinar de las patas de las sillas, como si alguien
las arrastrara. Todos los salones fueron desordenados, los asientos estaban
desparramados, una maestra gritó y cayó desmayada al ver una silla moviéndose
sola, desplazándose con sus patas como lo hace un araña.
La escuela cayó en desgracia, los padres no querían enviar a sus hijos, y varias
maestras abandonaron su puesto. Inevitablemente la escuela terminó cerrando
sus puertas. Nadie sabe con exactitud qué fue lo que invadió o se posesionó
de la escuela. Algunos hablan de el fantasma de un niño, otros dicen que fe
una maldición. Tal vez algún día se aclare el misterio de la escuela embrujada

viernes, 6 de septiembre de 2013

La casa de los payasos

Tomás despertó sintiéndose terriblemente mal, y cuando quiso moverse supo que lo habían atado a la cama.  También lo habían amordazado. La luz de la habitación estaba encendida, y las fotos, dibujos y retratos de payasos que había en las cuatro paredes parecían moverse confusamente, todo el cuarto se hamacaba en derredor de Tomás, que no entendía qué pasaba.
Después empezó a despabilarse; la substancia que lo mareaba comenzaba a ceder.
Tras aclarar sus pensamientos y recordar algunos sucesos de esa noche llegó a una conclusión: la pareja dueña de la casa en donde se hallaba lo había intoxicado durante la cena, o después de ella, en el café, y ellos habían descompuesto su auto. Después de la cena el hombre se ausentó un momento, tiempo suficiente como para descomponer el auto. Cuando Tomás quiso marcharse descubrió que su coche no arrancaba, y ya sentía tanto sueño, y la pareja insistió tanto para que se quedara que terminó aceptando el ofrecimiento. Seguramente lo habían atado a la cama mientras estaba inconsciente; pero, ¿por qué? ¿Había caído en las manos de un par de locos?

Tomás hacía bastante tiempo que los conocía, sin embargo no sabía mucho de ellos, pero como eran tan amables había aceptado cenar en su casa.  Sabía que ellos habían perdido un hijo. El cuarto donde se hallaba ahora era de ese hijo muerto, y obviamente había sido fanático de los payasos.
La puerta de la habitación se abrió y un payaso asomó la cabeza, después asomó otra por encima de la de este:

- ¡Hola! Por fin despertaste -dijo uno de los payasos. Tomás reconoció la voz; era el dueño de la casa, y evidentemente el otro payaso era su mujer.
- Tomas -dijo la mujer-, te vamos a presentar a nuestro hijo. Él todavía no ha cenado...

Empujaron la puerta hasta abrirla por completo, y entre los dos entraron un ataúd y lo apoyaron en la pared verticalmente. Tomas veía aquella macabra escena sin poder moverse ni gritar.
Los locos disfrazados de payasos aterradores abrieron el ataúd, y adentro estaba el cadáver de su hijo, ya terriblemente maltrecho por la muerte, y al igual que ellos también vestía como un payaso, pero su aspecto era todavía más aterrador.
Aquella situación bastaba para llenar de terror a cualquiera, pero empeoró mucho más. El payaso muerto empezó a moverse. Sus padres lanzaban ahora unas carcajadas estridentes llenas de locura.
Salió de su ataúd, miró en derredor mientras gemía, y al ver a Tomas el payaso terrorífico fue abriendo la boca y empezó también a reír aterradoramente, y paso a paso se le fue acercando.