lunes, 25 de julio de 2011

Caras que nunca olvidas

Cuando era niña nos llevaron a un museo. Estábamos todos cogidos de la mano, todo iba perfectamente bien. Yo solo tenía unos siete años o quizás menos. Íbamos a salir del museo, cuando vi en las afueras, apoyada a la pared a una anciana. Era evidentemente una vagabunda, su cabello estaba enmarañado y gris, sus ojos sobresalían entre su gris rostro por el polvo y la suciedad. Sus ropas eran harapos igual de mugrientos.
Soy incapaz de olvidarme de esa mirada. Esos ojos firmes, iracundos pero solitarios que me siguieron. Me quedé mirando a la anciana, sosteniendo su mirada y ella se levantó, como si fuera a decirme algo.
Entonces giré y todos se estaban alejando. Corrí y la anciana no pudo seguirme. Estaba asustada pero mi madre creyó que solo era una vagabunda y nada más.
Gran error.
Años después, cuando yo ya contaba con catorce años estaba en una fiesta y salimos de la casa. Ya eran casi las doce y mis padres no venían. Todo estaba iluminado por las luces amarillas y brillantes de los faroles que tanto me siguen molestando.
Entonces, giré porque escuché un sonido, como de algo arrastrándose.
En la vereda, vi una figura de harapos, gris, con un cabello largo y enmarañado. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y cogí el brazo de una amiga. NO tenía tiempo para explicar la historia, pero reconocí a la anciana de hace años.
Tuve mucho miedo, quería volver. Se iba acercando más entre el silencio de la calle y la nocturna soledad de aquel lugar.
Entonces, cuando sentí que ya no podía hacer nada más que enfrentarla, alguien se puso a mi lado.
Era una pareja joven que esperaban para tomar un taxi. Hablaban despreocupadamente y la anciana se acercó hasta ellos.
Una limosna dijo extendiendo su mano. Era gris y arrugada, pude ver unas venas que sobresalían en el reverso de su palma.
El cabello le cubría casi todo el rostro y yo observaba de reojo, con miedo a que me reconociera.
No tenemos nada ¡A otro lado, anciana! exclamó el hombre muy irritado y su acompañante se alejó con un poco de asco.
Me compadecí un poco de la anciana. Y ésta, como leyendo mis pensamientos levantó la cabeza.
Uno de sus ojos se clavó en mi cara y sentí que me ponía pálida como una hoja de papel.
Creo que mis amigos me llamaban y yo no los escuchaba.
Pude ver que el ojo se cerraba y luego miraba de nuevo a la pareja.
Arrastrando los pies la anciana desapareció, y pude escuchar en un mascullo.
Una cara jamás de olvida seguida de una risa algo nasal y una tos algo fuerte.
La anciana desapareció en unos segundos y la pareja cruzó la calle.
Ahí fue cuando ocurrió.
Vi como un auto llegaba a una velocidad increíble y los chocaba de una manera tan brutal, que el hombre salió disparado y su acompañante quedó tirada en el suelo, con la marca de los neumáticos encima.
Me quedé paralizada y segundos después comencé a gritar por ayuda, pero no me acerqué. Evidentemente estaban muertos.
Esa noche la policía llegó y mis padres me recogieron.
Cada cierto tiempo, veo a la anciana por las calles. Cuando estoy en el autobús la veo y deseo con todas mis fuerzas que ella no sepa que la espío. Su rostro... nunca lo voy a olvidar.
Tal vez lo que ella dijo era verdad...
Una cara jamás se olvida.
Yo no olvidé la de ella.
Y de seguro, ella no ha olvidado la mía.

4 comentarios:

  1. ¡Éste me gustó bastante! Me dio miedito... xD
    Jajajajaja muy bueno (:

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  2. Alguien conoce la historia de la Vagabunda ? , que dicen qe era un comercial de una mujer a la que cullo nombre sele asigno fue vagabunda , ya que solo se veian sus piernas , cada persona que buscaba esa imagen x la web , sufria de ataques de panico , y morian , me dio curiosidad y bueno ando buscando la historia ;) Si sabes algo xfa avisa

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    1. yo encontre algo no se si quieras que tepase la pagina donde lo encontre ?

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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