viernes, 6 de septiembre de 2013

La casa de los payasos

Tomás despertó sintiéndose terriblemente mal, y cuando quiso moverse supo que lo habían atado a la cama.  También lo habían amordazado. La luz de la habitación estaba encendida, y las fotos, dibujos y retratos de payasos que había en las cuatro paredes parecían moverse confusamente, todo el cuarto se hamacaba en derredor de Tomás, que no entendía qué pasaba.
Después empezó a despabilarse; la substancia que lo mareaba comenzaba a ceder.
Tras aclarar sus pensamientos y recordar algunos sucesos de esa noche llegó a una conclusión: la pareja dueña de la casa en donde se hallaba lo había intoxicado durante la cena, o después de ella, en el café, y ellos habían descompuesto su auto. Después de la cena el hombre se ausentó un momento, tiempo suficiente como para descomponer el auto. Cuando Tomás quiso marcharse descubrió que su coche no arrancaba, y ya sentía tanto sueño, y la pareja insistió tanto para que se quedara que terminó aceptando el ofrecimiento. Seguramente lo habían atado a la cama mientras estaba inconsciente; pero, ¿por qué? ¿Había caído en las manos de un par de locos?

Tomás hacía bastante tiempo que los conocía, sin embargo no sabía mucho de ellos, pero como eran tan amables había aceptado cenar en su casa.  Sabía que ellos habían perdido un hijo. El cuarto donde se hallaba ahora era de ese hijo muerto, y obviamente había sido fanático de los payasos.
La puerta de la habitación se abrió y un payaso asomó la cabeza, después asomó otra por encima de la de este:

- ¡Hola! Por fin despertaste -dijo uno de los payasos. Tomás reconoció la voz; era el dueño de la casa, y evidentemente el otro payaso era su mujer.
- Tomas -dijo la mujer-, te vamos a presentar a nuestro hijo. Él todavía no ha cenado...

Empujaron la puerta hasta abrirla por completo, y entre los dos entraron un ataúd y lo apoyaron en la pared verticalmente. Tomas veía aquella macabra escena sin poder moverse ni gritar.
Los locos disfrazados de payasos aterradores abrieron el ataúd, y adentro estaba el cadáver de su hijo, ya terriblemente maltrecho por la muerte, y al igual que ellos también vestía como un payaso, pero su aspecto era todavía más aterrador.
Aquella situación bastaba para llenar de terror a cualquiera, pero empeoró mucho más. El payaso muerto empezó a moverse. Sus padres lanzaban ahora unas carcajadas estridentes llenas de locura.
Salió de su ataúd, miró en derredor mientras gemía, y al ver a Tomas el payaso terrorífico fue abriendo la boca y empezó también a reír aterradoramente, y paso a paso se le fue acercando.   

1 comentario:

  1. Hola.me gustaron mucho tus relatos.tienes mas?donde puedo encontrarlos

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