viernes, 3 de febrero de 2012

Voz nocturna

Esto me sucedió en octubre del 98. Tenía 18 años.
Estaba de visita en la casa de mi abuela por parte de madre, como siempre todo tranquilo conversando por la tarde con mis amigos de infancia. Cuando llegaron las diez de la noche, mi abuela me dice que se iba a dormir y que me había arreglado el primer cuarto. A lo que le dije que gracias y que en un rato entraba.
Bueno, en aquel entonces no había cable o muchas opciones en la TV, así que encendí el televisor y puse el unico canal que tenia una película, para colmo “El Anticristo” una película típica de octubre, pero que ya había visto más de 6 veces.
Apagué la luz y me dispuse a ver la película, mientras daban una propaganda eche un vistazo al cuarto. Y vi que por la ventana lateral se colaba la luz de una luminaria que hay en la esquina de la cuadra y que hacia luz a la mitad de la puerta. Noté que en la puerta había una cruz hecha de hoja de palma, con una tachuela roja, algo común creo yo, porque las he visto en muchos lugares.
La película terminó una hora después, casi la media noche. Me dispuse a dormir y con el dedo del pie apagué el televisor por pereza a levantarme. Horas después me despertó un ruido como de pisadas afuera de la ventana. Me levanté y me asomé, por un momento me asusté porque había unas diez vacas pastando, bueno comiéndose las matas de mi abuela y recordé que más abajo hay un potrero y que con frecuencia se salían de él.

Volví a la cama, mientras mis ojos se cerraban veía aquella cruz en la puerta. Cuando de repente senti como el peso de algo sobre la cama y escuche en mi oído izquierdo, una voz como de secreto que me decía, No te vayas…
Mi corazón empezó a latir tan fuerte y rápido, que creo que podía escucharlo. En mi mente hacia un reprís rápido de cómo había dejado la puerta. Y recordaba haberle puesto la traba o el seguro como decimos acá. Así que se suponía que estaba solo.
Pensando que era un sueño me gire en la cama dándole la espalda a la voz que me habló. Y traté de concentrarme en seguir durmiendo. Pero una vez más la voz me susurró al oído, una frase un poco más larga pero que no puede entender. Esta vez estaba seguro que no estaba dormido y que si me habían hablado.

Me levante suavemente sin mirar atrás, ya que imaginaba una sombra o forma sobre la cama y de verdad no quería descubrir si era verdad o no. El caso fue que abrí la puerta y me senté en el comedor a oscuras, tratando de confortarme a mi mismo. Me decía, que pasa Juan, con miedo a estas alturas, ya eres bastante grande para esas babosadas. Me levanté para ver el reloj de madera que había al final del comedor y vi que estaba detenido. Busqué un poco de luz en la sala para poder ver bien la hora. Cuando pude observar, note que eran las tres de la madrugada, me senté en el sillón de la sala y decidí que dormiría alí.
Mientras me acomodaba sentí que no eran tan cómodos para terminar de pasar la noche, a lo que me dije: No señor, yo no voy a dormir incomodo. Me levanté y caminé hacia el cuarto, entre y encendí la luz, revisé el cuarto, y como era de esperar no había nada.

Apagué la luz, y me acomodé nuevamente cerrando los ojos. Pero en mi mente pareció una pequeña pregunta. ¿Y si me hablan de nuevo?

Me levanté nuevamente y salí de aquel cuarto sin pensar en regresar.
Me dirigí al cuarto donde dormía mi abuela y mi prima. Allí desperté a mi abuela y le conté rapidamente lo que me había pasado, entonces ella preguntó: ¿Por la ventana? Y yo le respondí que nó, dentro del cuarto. Me miró y me dijo bueno, acuéstese aquí.
La verdad estábamos incómodos, pero era mucho mejor que estar solo.
Luego de un rato me despertó el correr de la brisa y noté que solo estábamos mi prima y yo. Seguí durmiendo hasta que noté que mi abuela no había regresado por lo que me levanté y noté que eran como las seis de la mañana, ya se veía algo claro.
Justo cuando salí del cuarto, vi a mi abuela hablando en voz baja caminando por la sala con un libro en la mano y una botella en la otra. La saludé pero ni siquiera me determinó, la llamé pero solo me miró por lo que decidí acostarme de nuevo.

Luego de un rato escuchaba el teléfono sonar una y otra vez. Molesto porque nadie contestaba decidí levantarme, y contestar y escuche la voz de mi madre que decía: Como amanece mi valiente, a lo que le respondí: mi abuela si es bochinchosa, luego le conté que la había visto temprano en la mañana rezando. Entonces ella me contó, que cuando yo me acosté en su cama ella se sentía incomoda por los que se fue a dormir al cuarto donde estabas. Pero para su sorpresa también le sucedió lo mismo, yo pienso que de alguna manera yo la sugestione de algun modo contandole lo que me habia pasado, pero sabrá que le dijo aquella voz, que comenzó rezar y regar agua bendita por toda la casa.
Después de ese día, no se volvió a hablar del tema.

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